Pienso mucho en el lenguaje que últimamente escucho a los políticos, esos y/o aquellos que *supuestamente* nos representan.
El concepto de lenguaje y la forma que utilizamos para comunicarnos es sabido y no entraré en explicaciones pero SÍ en esta pregunta: nos sentimos representados ante dimes y diretes, insultos, infamias, improperios?
Me atrevo a decir que absolutamente NO y NO con mayúsculas.
A qué o cuáles resultados se llega con los enfrentamientos de tales *señorias* (parlamentarios.) Yo me preguntó si entre los 350 (España) no se podrían poner de acuerdo para hacer debates de altura propios de su investidura?
La palabra señoría proviene de señor y se asocia a la dignidad personal. Será imperativo recordar a tales señores el manual de las buenas costumbres y urbanidad para que puedan conectar con los ciudadanos de forma correcta y necesaria.
En conclusión, no se trata de censura lingüística sino de un lenguaje de altura acorde a sus rangos y una forma digna de justificar sus salarios y sus respectivos curules.