miércoles, 9 de noviembre de 2011

TÍN MARÍN DE DOS PIRIGÜÉ...

     A veces siento cierta vergüenza que de alguna u otra forma siempre caigo en situaciones que tienen que ver con nuestro Presidente Chávez. Se me hace inevitable porque él abarca los medios de comunicación: el periódico, abres la página y ahí está...prendes la TV y aparece o bien dando declaraciones o en cadena, en fín, mi vida, qué digo mi vida, nuestras vidas! están signadas por su palabra, su rostro, sus órdenes (porque él no pide sino exige y controla).
     
     Justamente entre las cosas que dijo hay una que me tiene molesta y es la relacionada con El Chacal:
"No puede haber un venezolano fuera de nuestro país...etc.etc..." en pocas palabras, quiere ayudarlo, no sé si a través de dinero para los abogados que lo defienden en Francia porque ya están limpios o sabrá Dios cómo y con cuánto a nivel diplomático, de Estado a Estado. Cualquiera de las formas que utilice, parece paradójico que le preste tanta atención a ese señor, quien no fué ni es precisamente el Patriarca Job y  de paso se ve muy bien cuidadito y por el contrario,  no asuma la misma actitud hacia los presos políticos de nuestro país, que si bien -según él- algunos son culpables de asesinato, están muy mal de salud y sus condiciones bien precarias. Si aquel  no es Job, Chávez tampoco es el Rey Salomón para tener en sus manos la cabeza de los presos.

1 comentario:

  1. Carta de Hugo Chávez a Ilich Ramírez Sánchez alias «El Chacal»

    Hugo Chávez Frías

    Miraflores, 03 de Marzo de 1999.

    Ciudadano
    Ilich Ramírez Sánchez
    Presente
    Distinguido Compatriota:

    Nadando en las profundidades de su carta solidaria pude auscultar un poco los pensamientos y los sentimiento, es que todo tiene su tiempo: de amontonar las piedras, o de lanzarlas… de dar calor a la revolución o de ignorarla; de avanzar dialécticamente uniendo lo que deba unirse entre las clases en pugna o propiciando el enfrentamiento entre las mismas, según la tesis de Iván Ilich Ulianov. Tiempo de poder luchar por ideales y tiempo de no poder sino valorar la propia lucha… Tiempo de oportunidad, del fino olfato y del instinto al acecho para alcanzar el momento psicológico propicio en que Ariadna, investida de leyes, teja el hilo que permita salir del laberinto…

    El Libertador Simón Bolívar, cuyas teoría y praxis informan la doctrina que fundamenta nuestra revolución, en esfíngica invocación a Dios dejó caer esta frase preludial de su desaparición física: ¡Cómo podré salir yo de este laberinto…! La frase, de contenido tácito y recogida por su médico de cabecera, el francés Alejandro Próspero Reverend en sus Memorias, es llama profunda de iluminación del camino que seguimos.

    Otro francés, Alejandro Dumas, finaliza su obra El Conde de Montecristo con esta frase de Jesús: «La vida de los hombres está cifrada en dos palabras: Confiar y Esperar, induciendo a pensar que al final de la batalla aparecerá algún Supremo Alguien que, investido de sabiduría como el Abate Faría inspiró el camino de salida, envuelto en nuevas síntesis revolucionarias en aproximación al Dios que cada uno lleva en su corazón.

    Digamos con Bolívar que el tiempo hará prodigios sólo en cuanto mantengamos rectitud de espíritu y en cuanto observemos esas relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de las cosas. La humanidad es una sola y no hay magnitud espacio-tiempo que detenga el pensamiento del héroe caraqueño. Digamos con él:

    Yo siento que la energía de mi alma se eleva, se ensancha y se iguala siempre a la magnitud de los peligros. Mi médico me ha dicho que mi alma necesita alimentarse de peligros para conservar mi juicio, de manera que al crearme Dios permitió esta tempestuosa revolución, para que yo pudiera vivir ocupado en mi destino especial.

    Con profunda fe en la causa y en la misión, !por ahora y para siempre!

    HUGO CHÁVEZ FRÍAS

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