El fanatismo, cualquiera sea el origen y/o propósito (político, económico, social, religioso) siempre conduce a acciones desesperadas y desafortunadas.
Detrás del fanático se ocultan sentimientos de frustración, abandono, soberbia, rechazo, venganza y hasta cobardía porque ese personaje nunca está solo, siempre se hace acompañar de otros tantos que como él albergan en sus corazones desamor, intolerancia y mucho odio a todo aquel o aquello que les contradice y desequilibra y por lo tanto abonan la idea de creerse dueños de la verdad.
De las características anteriores, dos en particular me llaman la atención: la venganza, porque se torna irracional hacia el contrario y la cobardía, porque se vale de otros para actuar y ampararse en ellos para compartir su responsabilidad y/o fracaso.
Creo que a estos individuos hay que darles la espalda
(claro cuidándose de las puñaladas traperas) pues se me había olvidado que suelen ser traidores y de esta manera bajarles un poco su egocentrismo exacerbado.
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