miércoles, 13 de agosto de 2014

UN PAÍS EN CRISIS GENERALIZADA

      Comienzo por algo bello: ayer una viejita me colmó de bendiciones por el simple hecho de haberla ayudado a bajar una cava y una bolsa que llevaba con dificultad por una escalera. Ese hecho me reconfortó y gracias a ella, fui capaz de controlar mi rabia y frustración durante el resto del día.


Primer trancazo:       búsqueda de documento en registro..."Lo lamentamos, vamos a un sepelio,                                                                                                         vuelvan más tarde"

Segundo trancazo:    pagar recibo de la luz..."Hoy no se trabaja por ser festividad interna"

Tercer trancazo:       llamadas a CANTV fijo y celulares..."Se cayó una fase o bien estamos en                                                                                                           mantenimiento"

       Todo lo anterior ocurrió en la mañana de anteayer y en la tarde...


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Cuarto trancazo:  gas comunal..."Estimados usuarios, por falta de agua no podemos atenderles" 
                                              Sale un funcionario y nos dice que como no hay agua, las mujeres no pueden usar los baños y que ellos no tienen ese problema pero ustedes (señalándome a mí), no pueden". Aprovechando su familiaridad le digo que entonces me atienda él para solicitar una bombona y la respuesta fue tajante..."No, vuelva mañana" Por cierto, volví ayer en la tarde y la respuesta tuvo otro agregado...venga en la mañana y me dieron un teléfono del cual nunca obtuve respuesta sino una retahíla y espera.

     Como pude, guardándome la rabieta, caminé hasta Transbarca (autobús bien cómodo por cierto, con aire acondicionado y en la parte de atrás con un anuncio luminoso los ojos de Chávez y alusión a Maduro).

     Mientras trataba de serenarme, escuché la queja de un papá sobre el tour que tiene que hacer para encontrar anticonvulsionante para su hija y cuando lo consigue (él, sus familiares o amigos), reduce la dosis para que pueda tomarlo por más días. "Este gobierno se va a caer solito" mientras otros pasajeros coreaban al señor ratificando lo que él decía.

     ¡Por fin llego a mi casa, hogar, dulce hogar! ¡Oh sorpresa. no hay luz y por tanto no funciona el hidroneumático! No me pude quitar la pava de encima con una buena ducha.

     Aún así, quiero seguir teniendo esperanza por un país mejor.


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