viernes, 28 de febrero de 2020

TRISTE COMPARACIÓN

Días atrás, mis queridos nietos daban de comer a las palomas en un bellísimo parque (San Francisco-Oviedo) todo rodeado  de árboles y un lago precioso donde los patos se daban un chapuzón.

Mis nietos compartían sus galletas de la merienda con las palomas que por cierto eran muchas y de repente recordé una de las imágenes que me quedó impresa en la mente hace un año y medio atrás.

Al jardín de mi casa en Venezuela, acudían muchísimas palomas a tomar el agua que a veces se salía del tanque y solíamos aprovechar ese momento para darle arroz y migajitas  de pan.

Al tiempo que la situación en Venezuela se fue poniendo crítica, disminuía el número de palomas en el patio de mi casa; pensé que habían emigrado pero no era esa la razón. Lo triste era que igualmente ocurría con los gatos y perros callejeros. El motivo era el hambre que estaba aumentando por el alto costo de la vida y la escasez de insumos (si no había comida suficiente para la familia...) de ahí que no pude disfrutar del todo con mis nietos pues pensé sin querer hacerlo qué comerán ahora las familias desposeídas si ya no hay palomas para cocinar...

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