martes, 15 de marzo de 2016

NUESTRA ASAMBLEA NACIONAL

     El otro día vi en la televisión española (TVE) el debate o las intervenciones de los diputados en el congreso español y me llamó la atención el orden y la disciplina que se apreciaba. A vuelo de pájaro: todos los señore(a)s diputado(a)s sentados en sus respectivos curules sin deambular de un lado a otro del hemiciclo; trato educado, dirigiéndose entre ellos como "señorias"; respeto a la máxima autoridad; tiempo de intervenciones bien cronometrado.

     Me pregunté por qué en nuestra asamblea nacional no puede ocurrir lo mismo, por qué no se dictan medidas disciplinarias y/o sanciones a quienes incumplan las normas. Pienso que debería exigirse un mínimo o máximo de respeto a la hora de las intervenciones, propuestas, interpelaciones de cada uno de los diputados de cualquier bancada.

     Si queremos un pueblo educado debemos  enseñar con el ejemplo. Tenemos la obligación de aprender a hablar y escuchar para transmitir mensajes claros, directos que enaltezcan a nuestra Asamblea Nacional. Estoy segura que los ciudadanos sabremos apreciarlo y nos sentiremos orgullosos de la labor patriótica que ustedes, señor Ramos Allup y señores diputados se proponen ejecutar. ¡Manos a la obra!

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